Cuantas veces nos ha pasado que al sacar los auriculares del bolso,
mochila o bolsillo nos encontramos una maraña de cables. Es cierto que
existen algunos accesorios que evitan que se enrollen, pero cuando se va
con prisa lo más cómodo es guardarlos como podamos y ya nos ocuparemos
más tarde deshacer el lío. El caso es que siempre que sacamos nuestro
lío de cables siempre nos hacemos la misma pregunta ¿cómo se han podido
enrollar tanto? Como suele pasar con estas preguntas, siempre hay una
solución válida cuando quien la hace es un científico.
En 2006 dos investigadores de la Universidad de California, hartos de desenrollar tanto cable, se pusieron a estudiar tal enredo. Descubrieron que un auricular con el cable de menos de 46 centímetros tiene menos posibilidades de enrollarse que los que son más largos. Lo curioso es que cuando la longitud es mayor de 1,50 metros, la probabilidad de que se formen nudos cae un 50%.
Para llegar a esta conclusión realizaron más de 3.000 pruebas en la
que introducían auriculares en cajas e intentaban emular lo que sucedía
cuando alguien los llevaba dentro de un bolso, mochila o maleta.
Llegaron incluso a desarrollar ecuaciones que explicaban la razón de cada tipo de nudo:
Siguiendo esta línea y con unos fines más puramente científicos, dos investigadores de la Universidad de Aston en Birmingan
han desarrollado una teoría que busca dar solución a los nudos, aunque
lo que ellos quieren resolver son los enredos en la cadenas de ADN.
El estudio ha sido llamado la “La conjetura del bucle“, y ha sido dirigido por Robert Matthews,
lo que querían era estimar la relación entre la longitud que tiene que
tener cada cadena de ADN para que tenga más o menos nudos. Este análisis
permitió que los científicos llegaran a la conclusión de una estimación
de probabilidad de que existe una determinada longitud de la cadena que
queda libre y sin nudos.
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